Dentro de las muchas malinterpretaciones y errores de concepción que rodean al hacking está el de considerar que quienes estudian un determinado sistema para localizar sus vulnerabilidades, siempre realizan este trabajo para explotarlas de manera agresiva, ilegal, ilícita o vírica. Eso no es cierto.
El pentesting (modalidad del hacking informático dedicada a asesorar a compañías sobre vulnerabilidades en sus sistemas, precisamente para ayudarlas a protegerse mejor frente a agresiones) es uno de los muchos ejemplos en los que el dominio de técnicas de hackeo pueden servir, justamente, para proteger y no para dañar. De hecho un hacker NUNCA daña un sistema al que penetra. Quien lo haga, sencillamente, NO es un hacker.
Dicho lo anterior, hoy vamos a ver otra modalidad en la que un profundo conocimiento sobre vulnerabilidades de sistemas, pueden ayudarnos a nivel personal a algo tan importante como proteger nuestro dinero. En el post de hoy, vamos a hacer público un vacío en la mayoría de los sistemas bancarios online y en sus submodalidades de banca por internet y tarjetas de crédito virtuales. ¿Y para qué vamos a hacer pública esta información?, pues precisamente para que puedas proteger tus ahorros y depósitos de cobros abusivos, embargos, pignoraciones o toda esa avalancha de posibilidades por las cuales tu dinero puede ser extraído de tu cuenta bancaria, por el simple hecho de tener una activa.
Los embargos son una de las principales lacras al ahorro en nuestros días. Cualquier ente público puede embargar, de forma inmediata y unilateral, cantidades económicas de la cuenta bancaria de un ciudadano. Simplemente, el banco recibe una orden de embargo (procedente de Tráfico, Juzgados, Hacienda, Ayuntamientos etc…) y, si hay dinero en la cuenta, éste es embargado sin que, aparentemente, se pueda hacer nada para evitarlo, dado que una vez embargado nuestro dinero no podemos pedir la devolución de las cantidades por injustamente cobradas o extraídas. Ningún banco le da esa opción al ciudadano cuando se trata de un embargo. Podemos reclamar, pero el dinero ya ha sido extraído…
¿La solución es no tener dinero en una cuenta bancaria?. Puede ser, pero la mayoría de nosotros (por mucho que nos gustaría prescindir de las entidades financieras) no podemos dejar de operar con una o varias cuentas. Las necesitamos para cobrar, para pagar, para domiciliar suministros de primera necesidad (luz, agua, gas, comunicaciones…) y ahí es donde estamos atrapados. Como necesitamos tener una cuenta bancaria y liquidez, somos vulnerables a los embargos en dichas cuentas.
Pero, una vez más, y como trato de mostrar a través de mis post (especialmente los dedicados al “lado oscuro”) esto no tiene por qué ser así. El Sistema tiene vulnerabilidades, como todos los sistemas complejos, y el bancario no se libra. De hecho, con sus propias herramientas, podemos protegernos contra embargos, y todo de forma legal, lícita y honesta. No vamos a cometer ni una sola irregularidad. Así actúa un hacker: Estudia en profundidad un Sistema complejo, detecta sus vulnerabilidades y las usa para beneficio propio o general, sin romper nada y, lo más importante, sin cometer delito alguno. Así se hila fino.
Hoy vamos a aprender a proteger cualquier cantidad económica que tengas en tus cuentas bancarias y hacerlas “invisibles” a entidades públicas y privadas, de modo que sean inembargables y ninguna orden de embargo o ejecución que reciba nuestro banco, afecte a nuestro dinero.
Para ello contaremos con la inestimable ayuda de un producto más o menos novedoso, que los bancos se empeñan en comercializar, y justamente por donde su sistema es vulnerable: Las tarjetas de débito virtuales.
Una tarjeta virtual es sencillamente una tarjeta prepago (es decir, que tú recargas a priori) y que luego puedes emplear para comprar de forma segura por internet, o sacar dinero en un cajero. Dinero que tú previamente has recargado, porque NO son tarjetas de crédito. Todas las entidades las comercializan, así como lo hace VISA, MASTER CARD etc, etc… Son sencillas de contratar. Se puede hacer online y no importa que uno forme parte de un listado de morosidad, porque no es una tarjeta de crédito. Es decir, nos la van a conceder siempre, dado que son de prepago.
Hasta aquí, sencillo. ¿Verdad?. Bien… sigamos.
El siguiente paso será vincular esa tarjeta de crédito a nuestra cuenta bancaria. Esto hay que hacerlo siempre, porque es desde dicha cuenta bancaria desde donde la recargaremos. De modo que, cuando la contratemos online o en nuestra sucursal bancaria, vinculamos nuestra nueva tarjeta virtual a nuestra cuenta bancaria. Sencillito, sencillito… Y ya la tenemos operativa. Ya contamos con nuestra tarjeta virtual.
A partir de ese momento, la dinámica de protección de nuestros ahorros es sencilla: Cada vez que recibamos un pago, un cobro o un ingreso en nuestra cuenta, recargamos la tarjeta virtual con ese dinero. Es decir, pasamos el dinero que hay en nuestra cuenta bancaria (visible y embargable) a nuestra tarjeta virtual (desde nuestra banca online, es decir, desde casa) y ese dinero pasa a ser invisible, porque desaparece del balance de nuestro banco y queda consolidado de manera segura e inembargable en nuestra tarjeta virtual.
Con el dinero a buen recaudo en nuestra tarjeta de débito virtual (que no tiene límite de recarga, de forma que podemos proteger interesantes cantidades) éste queda disponible para poder ser sacado por cajero, empleado para pagar mediante datafono en comercios, comprar por internet, etc, etc… Es decir, es dinero plenamente operativo, está asegurado por nuestro propio banco, es siempre consultable desde nuestra banca online o desde cualquier cajero PERO está protegido contra embargos, recargos o cobros indeseados o no permitidos.
Acabamos de crear una cuenta bancaria paralela, que nos gestiona VISA o MASTER CARD y que, por lo tanto, queda fuera del balance de nuestra entidad bancaria, de modo que nuestra cuenta puede estar a cero, y sin embargo, nosotros disponemos de nuestros ahorros a nuestro alcance, pero fuera de las manos de entidades públicas o privadas que emitan órdenes de embargo contra nuestra cuenta bancaria.
De hecho, el sistema informático de nuestro banco, al recibir una orden de embargo, una multa o sanción, o la ejecución de cantidades, hará una consulta telemática a nuestra cuenta… Que estará a cero. Esas consultas telemáticas no se realizan a esa otra cuenta bancaria paralela e invisible que hemos aprendido a crear, gracias a nuestra tarjeta de débito virtual, y que no está gestionada por nuestro banco, sino por Visa o Master Card.
Y hasta aquí, la sencilla vulnerabilidad del sistema bancario que podemos emplear a nuestro favor para garantizar nuestro dinero.
Ahora podemos dormir tranquilos. Tenemos cuenta bancaria, podemos tener dinero en ella, y que éste sea invisible e inembargable.
Recuerda siempre estos conceptos:
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